Wednesday, June 02, 2010



"NO, ninguno me gustó"






“No, ninguno me gustó” como un cuchillo su comentario se clavó en mi pecho y en mi mente. Las palabras que destilan emociones vibran desde el alma hasta los dedos que las juntan y las transforman en frases y oraciones. Con ladrillos se construyen casas y edificios, fortificaciones para proteger y defender. Con palabras construyo castillos tan delicados que una tela de araña parece construida con cable industrial. Tan solo basta un par de palabras, incluso tan solo una simple oración para derribar sus muros, botar estrepitosamente sus almenas e incendiar con furia sus flameantes pendones.
No hay refugio que me proteja de las palabras dichas sin sentir ni murallas lo suficientemente altas para no ver esa indiferencia a mis sentimientos. Como pequeños campesinos que en la lejanía siembran ilusiones con pizcas de amor así digito mis emociones en la pantalla del monitor. Nunca llego a ver sus frutos crecer ni sus capullos florecer, son campos de ilusiones pensados para otros. Cuando llegan les doy la bienvenida y les cuento que todo lo que ven hasta donde se pierde su visión les pertenece pero solo se ríen, comen sus frutos, beben de sus arroyos y bailan entre sus flores.

Luego se van, dejándome sin nada que admirar más que los restos de algo que fue pensado para ser eternamente bello y resplandeciente. Azadón en mano y semillas en un bolso parto colina abajo con el anhelo de empezar una vez más. La tierra ya está suave y deseosa de recibir más semillas del alma. Esas semillas que necesitan afecto y calor humano para germinar robustas y luminosas. Nacen de mis manos y se plasman en ese cálido suelo con el cual cubro mis manos lentamente y que con cariño escarbo buscando la temperatura adecuada para depositar en ellas mi alma.

“No, ninguno me gustó” aun resuena a lo largo del yermo valle, galopan esas palabras buscando el más pequeño brote verde para arrancarlo de raíz. Con palos y escobazos los ahuyento sabiendo que en cualquier momento volverán para derrumbar mis castillos y desolar mis plantaciones.

1 comment:

(F) Erika said...

no es necesario que le guste a alguien. Mientras te guste a ti, el resto no importa. Pero sí es cierto que una frase, incluso una sola palabra, puede derrumbar una vida entera.