Friday, June 04, 2010


"Gracias Señor Seagal"


Tiempo atrás decidí cambiar de ritmo, algo más saludable, algo más fresco. Decidí parar de comer en exceso y tenía esta necesidad de practicar un arte marcial como lo había hecho 15 años atrás. Tenía el tiempo y las ganas, solo faltaba el donde y que arte marcial practicar. En un principio la idea fue volver al Tae kwon do que ya conocía y que ya había practicado. Pero esta vez era diferente, en ese tiempo tenia 18 años y tomar trasporte público llevando mi bolso deportivo cargado de ropas, toallas y artículos de aseo personal no parecía ser un problema pero ahora hacia 5 años que había dejado de tomar transporte público y solo me desplazaba en mi auto. Ahora tenía acceso a lugares que antes implicaban horas de traslado y espera.

Era el momento de practicar aquello que siempre había querido practicar desde que vi la película “Above the Law” con un joven Steven Seagal en el rol protagónico en la cual hacia gala de su conocimiento del Aikido un arte marcial que usaba la fuerza del oponente en su contra y los hacia volar por los aires en formas que se veían hasta ridículas. Por años fui fan de sus películas como olvidar “Hard to Kill” o la ya clásica entre mis amigos “Marked for Death” donde lucha contra las mafias jamaiquinas dirigidas por “ScrewFace” o la menos popular “Out for Justice”. En un principio veía la práctica del Aikido como la forma de imitar a mi ídolo y comprobar si en verdad esas caídas espectaculares eran verdad o no. Encontré el apoyo de un amigo que también había deseado practicar esta arte marcial toda su vida pero por razones económicas le había sido imposible hasta ahora. Juntos nos embarcamos en la búsqueda del lugar adecuado para practicarlo, fuimos a muchos lugares pero no estábamos muy convencidos y estuvimos a punto de abandonar la búsqueda cuando recordé haber leído que al parecer en la YMCA se impartían clases de Aikido también.

El lugar era grande, cubierto el suelo con colchonetas y un pequeño altar con la foto de O’ sensei Morihei Ueshiba. Se nos acerco un señor de voluminosa figura y rostro amable ¿Jóvenes vienen a practicar? Su voz era calma pero firme, sentí como si nos absorbiera a su centro, como cuando los meteoritos son atraídos a un planeta. Le dijimos que no estábamos con la ropa adecuada pero que sin falta la próxima semana estaríamos de vuelta. Y así fue, con polera y shorts me presente a mi primera clase. Lo primero y lo más básico después de un intenso precalentamiento que incluyó muchos ejercicios de elongación y de respiración fueron las caídas, nunca en mi vida había pensado que caer “bien” fuera tan complicado, “Ukemi Mae” (caída hacia delante) Ukemi ushiro (caída hacia atrás) “traten de pensar que están abrazando una gran pelota y caigan hacia delante” “no, más perfilado” “tu cabeza que este viendo tu abdomen” nos decían los alumnos avanzados y ¡PAF! El dolor en la espalda, cayendo en la colchoneta igual que un saco de papas. Se acercó el sensei al vernos como fracasábamos totalmente en la caída y nos dijo “tranquilos, esto no es algo fácil, miren” no podía creer lo que veía, el sensei a pesar de su gran volumen giró hacia delante y después de vuelta hacia atrás sin producir el más mínimo ruido en la colchoneta, era como una pluma girando en el aire.

Una y otra vez caía hacia delante y hacia atrás sin el menor esfuerzo ¿pero cómo? Me preguntaba ¿cómo lo hace? Nunca vi a Steven Seagal rodar en esa forma en alguna de sus películas. Luego comenzó la enseñanza de técnicas, primero el sensei salió adelante junto a otro alumno y dice “katatedori Iriminage” el movimiento fue rápido y devastador, en menos de dos segundos el alumno estaba en el suelo y rápidamente se puso de pie como si nada. Tres veces repitió la técnica y luego el sensei haciendo una reverencia nos dice “Katatedori Iriminage, por favor comiencen” esta era mi oportunidad de comprobar si esas caídas tan irreales que vi en las películas eran verdaderas o no.

Me toco practicar con un alumno avanzado que era mayor que yo y mucho más pequeño en estatura y físico. Lo mire con desconfianza, como si fuera imposible que lograra siquiera moverme, él me saludo muy cortésmente y me ofreció su muñeca derecha, yo confiado la agarré con mi mano izquierda; de pronto el se relajó y de la nada sentí como direccionaba mi cuerpo sin hacer uso de fuerza alguna, sentí como mi cuerpo perdía su equilibrio y al igual que un muñeco de trapo era arrojado de espaldas cayendo en las colchonetas. Me incorporé como pude ya que la sensación de caer al vacio fue enorme. Ahora era mi turno, ahora vería este pequeñín me dije a mi mismo, el aún con su sonrisa en el rostro me toma por la muñeca, yo trato de imitar la demostración hecha por sensei y para mi sorpresa, sentí como el cuerpo de mi pareja pesaba el doble que yo, su cuerpo estaba sólido, me era imposible moverlo con mi fuerza, al final solo termine agotado y no lo moví ni un milímetro.

Así el resto de la clase solo continuaba cayendo y sintiendo esa frustración de no lograr algún avance en lo absoluto. Una vez terminada la clase, sensei se acerco y me dijo “¿por que esa cara de desazón? ¿No era lo que se esperaba?” lo mire y con una sonrisa nerviosa le respondí: “¿Sensei cuanto tiempo me va a tomar aprender las técnicas? Siento que no he aprendido nada” el sensei sonrió y me preguntó: ¿tiene que ir a alguna parte que necesita aprender rápido? Torpemente le respondí que no y el me dice: “entonces tenga calma, lo esperamos la próxima clase” y así desde esa conversación ya han pasado 6 meses, ya no voy a clases con shorts y polera, ahora uso mi keikogi, mi condición física ha mejorado mucho, recién hace un mes atrás podría decir que he mejorado en mis caídas hacia delante y bueno, el camino para aprender y conectarse con las técnicas es un camino largo y que requiere un compromiso y constancia de mi parte.

Ya no pienso en Steven Seagal como mi referente del Aikido, ahora nombres que antes me eran desconocidos como O’ sensei, Koichi Tohei, Morihito saito, Christian Tissier, etc. Lo son. ¿Qué tengo claro hasta ahora? Que cada vez que veo esas queridas películas de Steven Seagal, puedo reconocer las técnicas que ocupa y decir: “esa caída en realidad ocurre y vaya que duele en verdad.”

Gracias Steven por permitirme conocer el Aikido y su filosofía.

1 comment:

Florence said...

Eres un hermoso ser!!!